17 diciembre, 2006

Fábula

Un día una ama de casa buscaba unos palitos para su cocina a leña con el fin de hacer el almuerzo para su familia. Cerca del río encuentra una rama de un árbol caída y se dispone a cortarla, pero su hacha se sale de su mano y se va a parar al río.

La mujer suplica a Dios que aparece y le pregunta:
- ¿Por qué estás llorando querida Mujer?

La mujer le responde que su hacha se le ha caído al río y Dios que se mete en el río, saca un hacha de oro y le pregunta:
- ¿Es esta tu hacha?

La noble mujer le responde:
- No Dios, no es esa...

Dios entra nuevamente en el río y esta vez saca un hacha de plata, y le pregunta:
- ¿Es esta tu hacha mujer?
- No Dios, no es esa.

Dios vuelve nuevamente al río y saca un hacha de madera y pregunta:
- ¿Esta es tu hacha?
- Sí, responde ella.

Y Dios se puso tan contento con la sinceridad de la mujer que la mandó de vuelta para la casa regalándole las otras dos hachas, la de oro y la de plata.

Otro día la mujer y su amantísimo marido estaban paseando por los campos cuando él tropezó y cayó en el río.

La infeliz mujer que no sabía nadar, se pone a suplicarle a Dios y este se aparece y le pregunta:
- Mujer, otra vez tú, ¿por qué estás llorando?

La mujer responde que su esposo cayó en el río y se ahogó e inmediatamente Dios se tira de cabeza al río, saca de los pelos a Brad Pitt y le pregunta a la mujer:
- ¿Es éste tu marido?
- ¡¡Sí, sí!!, responde la mujer.

Entonces Dios se enfurece y le recrimina:
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Eres una mujer mentirosa!!!!!!!!!!.

Pero rápidamente la mujer le pasa a explicar:
- Dios, usted perdone, pero fue un mal entendido. Si yo dijese que no, entonces Ud. me traería a Mel Gibson del río, después si yo hubiera dicho que no era él, Ud. me hubiese traído a mi marido y cuando dijera que sí, el Señor me mandaría para mi casa con los 3 hombres. Más yo soy una humilde mujer y no podría cometer trigamia... es por eso que yo dije sí para el primero de ellos...
Y Dios halló justo el comentario de la mujer y la perdonó.

Moraleja de esta historia: Las mujeres mienten de tal forma que hasta Dios se las cree..

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